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martes, 24 de junio de 2025

Serpiente de Luz: Capítulo cinco: Los ocho Templos y los Ocho Cristales




En la mayoría de las tradiciones espirituales, las habilidades psíquicas no se consideran importantes, pero sin embargo uno debe atravesar esa zona de la consciencia humana para alcanzar el otro lado. Durante mi época en la Escuela de Misterio Nakkal, y mediante la dirección de los ángeles, fui instruido en habilidades psíquicas en diversos niveles. Pero debemos tener en cuenta que el modo de la mente, la habilidad psíquica, también es considerado algo peligroso por muchas tradiciones espirituales, pues una persona puede llegar a dominar fenómenos psíquicos de niveles muy altos y aun así mantener su ego. Uno debe proceder con cuidado, pero sin dejar de proceder. Es un paso necesario para la iluminación espiritual. Cuando éramos estudiantes empezábamos con cosas sencillas, como ver el aura. Las auras son los colores electromagnéticos que irradia el cuerpo y que forman una envoltura de energía con forma de huevo. Pueden ser vistas utilizando instrumentos científicos y ordenadores, pero también mediante la consciencia humana cuando ésta ha sido entrenada. Fundamentalmente, de los hombros hacia arriba, las auras son principalmente nuestros pensamientos. Desde los hombros hasta al-rededor de las rodillas, son nuestras emociones y sentimientos. Las enfermedades corporales hacen que el color proceda de las partes afectadas, normalmente con formas geométricas, y las formas y los colores cambian cuando la enfermedad de la persona mejora o empeora. Ver auras conduce a leer auras, lo que implica un conocimiento del significado de los colores. Esto nos lleva a saber lo que las personas están pensando y las emociones que están sintiendo. Y con todo ello comenzamos a cruzar el puente sutil entre la creencia de que eres un individuo y el mundo exterior es algo independiente a ti, y el convencimiento de que sólo existe Una Consciencia y de que cualquier cosa puede ser conocida y experimentada. En este Universo Único no existen los secretos. Durante esa época de enseñanza empecé a descubrir que podía comunicarme con otras personas a grandes distancias. No quiero decir comunicarnos como si estuviéramos hablando por teléfono, sino más bien como a través de una videoconferencia, sólo que yo hablaba de forma telepática y sabía todo lo que se escondía tras las palabras. Mi primera experiencia psíquica relacionada con la telepatía tuvo lugar en 1971. Fue con una mujer india llamada Bupi Naopendara, que se me apareció por medio de un brillante punto de luz, como un sol diminuto, que parecía venir de la nada. Lo habitual era que, a poca distancia y justo frente a mí, aquel pequeño sol se expandiera, atenuara su brillo y adquiriera una forma ovalada de poco más de un metro de ancho y algo menos de un metro de alto. El centro de aquel óvalo se iba abriendo a medida que el minúsculo sol se expandía, y en medio del óvalo aparecía una ventana por la cual podía ver otro lugar. A través de ella podía contemplar a Bupi y hablar con ella como si nos encontráramos en la misma habitación. No sólo la veía a ella, sino a cualquier otra persona que ella me presentara. A veces, incluso su perro paseaba por la ventana. Aquella comunicación con Bupi se mantuvo cada día durante un año y medio. Por eso conocía ese aspecto de los siddhis (un término hindú que significa «poderes psíquicos») antes incluso de empezar a estudiar en la Escuela de Misterio Nakkal. A pesar de ello, cuando nuestra historia comienza en 1985, yo me consideraba un principiante. La mayor parte del tiempo, la experiencia del estudio psíquico resultaba excitante; a veces daba un poco de miedo, pero en general suponía un gran desafío mental. Y justo cuando estaba empezando a sentirme un poco más cómodo con aquellas inusuales ideas, mis guías interiores me empujaron al mundo para ser utilizado, y quizá probado, por la Madre Tierra. Lo cierto era que yo no sabía gran cosa. Pero, aparentemente, había determinadas cosas que podía hacer por los Maestros Ascendidos y por los guías que iban a colaborar con la consciencia y la sanacion del mundo. Ahora bien, ¿quiénes eran esos guías interiores y exteriores? Resulta un poco difícil de explicar, así que debes tener paciencia. Las dos esferas de luz, o ángeles, eran el hilo que mantenía unido todo el tapiz, pero existían muchos mentores; la mayoría de ellos estaban vivos, pero algunos no. Y la mayor parte de los maestros que estaban con vida en 1985, en la actualidad, en 2007, ya han pasado a otros niveles de ser más elevados. En aquellos días yo me sentía bastante solo, a no ser por los ángeles, que seguían guiando el curso de mi vida. Casi todos aquellos maestros estaban, de un modo u otro, conectados con la Gran Hermandad Blanca y los Maestros Ascendidos. Éstos son sencillamente personas, como tú y como yo, que espiritualmente han avanzado más que la mayor parte de la humanidad y viven en otras dimensiones de consciencia de la Tierra. Tanto la Gran Hermandad Blanca como los Maestros Ascendidos tienen personas dentro de sus órdenes, como St. Germain y Thoth, que experimentan y afectan directamente a esta Tierra tridimensional. Hasta hoy puede que haya tenido unos noventa maestros principales de todas las grandes religiones y la mayoría de las disciplinas espirituales del mundo. Sin embargo, no estoy diciendo que sea un gran estudiante. Aprendo despacio y me considero bastante vago. En realidad, estoy seguro de que tú lo hubieras hecho mucho mejor. He cometido numerosísimos errores al aprender y recordar mi conexión con Toda Vida en todas partes. Pero sí puedo afirmar que lo hice lo mejor que pude, y si he aprendido algo es que la Vida es perfecta, entera y completa, y que no carece de nada. Los Rayos de Luz, la Red de Conciencia de Unidad y la Serpiente de Luz Algo sucedió cuando viajé a Yucatán hacia 1987, una señal íntimamente relacionada con la Pirámide Nakkal y que me ayudó a hacerme mucho más consciente. Fue cuando los mayas me mostraron lo que ellos llaman «los Rayos de Luz», un fenómeno generado por la glándula pineal. Estos Rayos de Luz aparecen alrededor de la cabeza humana sólo cuando la persona está espiritualmente sana. Mis mentores y guías creían que este paso en la consciencia es absolutamente necesario para que una persona comience conscientemente el proceso de ascensión. Estos Rayos de Luz son la conexión entre la mente y el corazón, y su aparición supone un gran paso para recordar nuestra verdadera relación con el Creador. Para que una persona pueda conectarse plenamente con la energía de la Serpiente de Luz en los niveles superiores, debe tener sus Rayos de Luz en funcionamiento, al menos en un nivel mínimo. Son demasiado complejos para que pueda explicarlos en un libro como éste, pero en el futuro escribiré otro acerca de este nivel de entendimiento; si deseas una explicación ya, puedes obtenerla en mis talleres globales, donde gustosamente te ofreceré esta información personalmente. Thoth Uno de mis mentores interiores, al que a menudo se hace referencia como Thoth, el Escriba de Egipto, se me apareció varios años antes del descubrimiento de la Pirámide Nakkal. Me fue asignado por los ángeles para que estudiara con él durante un tiempo, y no cabe duda de que su experiencia y sabiduría han sido fundamentales para mi entendimiento. En 1985, Thoth me dijo: —Existe una situación de desequilibrio en la Red de Conciencia de Unidad que rodea la Tierra, concretamente en el aspecto femenino. Necesitamos tu ayuda, y al mismo tiempo esta experiencia te ayudará a crecer espiritualmente. ¿Aceptas? Y bien, en primer lugar, ¿qué es la Red de Conciencia de Unidad? La mayor parte de las personas no suelen conocer esta información, aunque sí la mayoría de los gobiernos más poderosos del mundo. Existen campos electromagnéticos de forma geométrica que rodean y contienen la Tierra por completo. Hay millones de ellos y desde el espacio parecen como una luz brillante alrededor de la Tierra. Cada una de las especies vivas de cada ser vivo, incluso de los insectos, tiene, y de hecho necesita tener, una red de energía que rodee la Tierra para que pueda existir. Los seres humanos no somos diferentes, y existen tres redes asociadas a la consciencia humana. La primera está conectada con determinados pueblos indígenas del mundo, tales como los aborígenes australianos, pues ellos son las personas vivas más antiguas. La segunda está basada geométricamente en los triángulos, y es la red que permite nuestra consciencia humana específica (del bien y del mal) sobre la Tierra. La tercera es la Red de Conciencia de Unidad, basada en el dodecaedro pentagonal interconectado con el icosaedro, y es la nueva red para la consciencia que está ahora evolucionando sobre la Tierra. Sin esta Red de Conciencia de Unidad, la humanidad nunca sería capaz de ascender al nivel superior de consciencia, por lo que su importancia resulta evidente. Fue Estados Unidos quien descubrió la segunda red y Rusia, la Red de Conciencia de Unidad. Esta Red de Conciencia de Unidad ha estado «en construcción» durante unos trece mil doscientos años, justo desde antes de «la Caída»: la caída de la consciencia, de la que habla la Biblia. Y desde la Caída, la Vida ha estado intentando restaurar esta red i.in sumamente importante para que la humanidad pudiera volver al estado de evolución en que se encontraba antes de la Caída, l'.n este nivel, es muy sencillo. Esta red consta de tres partes energéticas: la masculina, localizada en Egipto; la femenina, situada en una inmensa área circular cuyo centro se encuentra en Yucatán (México), y la infantil, o neutra, en Tíbet. Era la parte femenina la que no estaba completamente equilibrada y requería atención. Y esta parte femenina de la Red de Conciencia de Unidad es lo que constituye el foco de la historia que sigue. Será de gran ayuda entender que esta Red de Conciencia de Unidad y la Serpiente de Luz están profundamente interconecta-das. La Red de Conciencia de Unidad es el patrón que contiene y sostiene la consciencia humana en un nivel concreto, que se encuentra justo después de nuestra actual consciencia humana del bien y del mal. La kundalini, la Serpiente de Luz, es la energía que guía a la humanidad para que encuentre y acceda a esta Red de Conciencia de Unidad. Sin esta nueva vibración específica procedente de la Serpiente de Luz, la humanidad estaría perdida y jamás encontraría su camino hacia la consciencia superior. El Gran Espíritu nos ha proporcionado todo lo que necesitamos, y a la perfección. Pero hay muy pocas personas que estén directamente conectadas con esta Conciencia de Unidad y la expresen. Tiene que haber al menos dos, o no existiría. La verdad es que hay por lo menos ocho mil Maestros Ascendidos que emplean esta red para ser conscientes. Personalmente, creo que hay muchas más personas que están llevando a cabo la transformación sobre la Conciencia de Unidad mientras escribo estas palabras. Pero lo más importante para la mayoría de los seres humanos es que ésta es la red de consciencia a la que nosotros, como raza humana, estamos a punto de pasar en un futuro inmediato. La ascensión no significa necesariamente abandonar la Tierra, como sugieren algunos; es más bien un cambio en la consciencia, un cambio en cómo uno interpreta la Realidad Única. Los ocho templos y los ocho cristales Debía responder a Thoth. ¿Aceptaría su misión? Avergonzado, respondí: —Sí, ayudaré. Pero realmente no sé qué hacer. —No te preocupes, Drunvalo; sólo tienes que seguir a tu corazón. El procedimiento es siempre el mismo. —De acuerdo. ¿Qué es exactamente lo que quieres que haga? Sin dudarlo, Thoth dijo: —Necesitamos que vayas a ocho templos mayas de México y Guatemala y coloques un cristal en cada uno de ellos en un lugar específico. El emplazamiento de cada cristal debe ser perfectamente calculado al nanómetro o no funcionará, y todo lo que estés intentando fracasará. »Te mostraremos dónde colocar los primeros cuatro cristales, pero deberás descubrir por ti mismo dónde van los otros cuatro. Sólo tu corazón puede ayudarte a llevar a cabo esta tarea. Al día siguiente se me dieron los nombres de los ocho cristales, se me informó de que deberían ser de una calidad muy alta y se me encargó que los comprara ese mismo día. Fui corriendo a una tienda de cristales que conocía y descubrí que no se trataba precisamente de una compra barata. En aquel momento estaba apurado de dinero, pero no podía hacer nada y los compré. De vuelta a casa, los coloqué sobre una tela azul oscuro y entré de nuevo en meditación. Se me dijo que debía ir a casa de Katrina Raphael, que por aquel entonces era una buena amiga mía, y pedirle que me dijera en qué templo debía ir cada cristal. Aquello me pareció tonto, y hoy día sigo sin saber por qué tuve que preguntarle a Katrina. ¿No me lo podía haber dicho Thoth?

Como tanto Katrina como yo vivíamos en Taos (Nuevo México), el encargo era fácil y me acerqué en mi coche hasta su casa. Pero aquél no era un día corriente para Katrina. Era una experta en cristales que estaba escribiendo su primer libro, titulado La iluminación por los cristales, acerca de sus conocimientos especiales, y su editor le había pedido que entregara el manuscrito a las cinco de la tarde de ese mismo día. Por eso, cuando me asomé a la puerta, me dijo: —Vete, Drunvalo; hoy no. Estoy demasiado ocupada para charlar. Levanté el índice de mi mano izquierda, y dije: —Katrina, sólo necesito unos cinco minutos, por favor. —Drunvalo, por favor, voy retrasadísima. En otro momento. Pero a mí me habían dicho que me asegurara de recibir la información de dónde iban los cristales ese día. Por eso insistí, y ella me contestó: —De acuerdo, cinco minutos, ni un segundo más. Rápidamente le hablé de los ocho templos y los ocho cristales, y le entregué la lista que se me había dado. La leyó durante unos tres segundos, abrió la tela azul que contenía los ocho cristales y, sin pensarlo, señaló los templos uno a uno y anunció un cristal para cada uno, sin emplear más de ocho segundos en cada cristal. —Muy bien, Drunvalo, tengo que trabajar. —De acuerdo, de acuerdo —murmuré—. Déjame que escriba lo que acabas de decirme. Al recordar aquella experiencia, sé que realmente fue la grandeza lo que inspiró a Katrina para elegir qué cristal iba en cada uno de los templos. En mi recorrido por ellos, cada cristal que ella había elegido era siempre exactamente del mismo color principal o de la energía de ese templo. Sigo sin saber por qué no me dijeron eso de principio. Supongo que estaba aprendiendo a confiar. Mientras estaba teniendo lugar el viaje a México y Guatemala, otra parte de la historia, relacionada con los fenómenos psíquicos y la red sobre la Tierra, se engranó con él. Para contar esta parte debo volver al principio. Los taos pueblo En mi anterior y única otra vida sobre la Tierra, desde 1850 hasta 1890, viví como curandera de una pequeña tribu de Nuevo México llamada los taos pueblo. Puedo recordar cada minuto de esa vida, que forma una historia por sí misma, pero no una que necesite contar aquí. Lo importante es que mi padre en aquel tiempo era el jefe de la tribu, y mi madre estaba considerada por los taos como una gran alma. En mi vida actual, mi madre de la tribu es mi hermana mayor, Nita Page, y mi padre de la tribu es el hijo de mi hermana, Ken Page. Ahora soy su tío, aunque sólo nos llevemos cuatro años de diferencia. (Mi hermana es dieciséis años mayor que yo.) En esta vida, cada año y durante más de cuarenta, un hombre fuerte y realmente santo llamado Juan Concha, el dirigente espiritual de la tribu taos en 1985, estuvo yendo a casa de mi hermana, en California, para asegurarse de que Nita, Ken y yo nunca olvidáramos nuestras raíces. En realidad, la tribu iba a tener trabajo para nosotros en el futuro y no quería perder nuestro rastro. Los tres osos se despiertan Mi hermana fue la primera en despertar, hace mucho tiempo, a principios de los años sesenta. La tribu la recogió, confirmó quién era, y dio comienzo a un programa de entrenamiento especial creado específicamente para ella. Dentro de la tribu taos había doce tribus, y cada una de estas tribus menores poseía su propia kiva y su camino espiritual específico. Nita fue entrenada en la tribu «fetiche de cristal», que la condujo a su kiva de las profundidades de la tierra para empezar su entrenamiento. Esto resultaba tremendamente inusual, pues normalmente sólo los hombres son admitidos en las kivas. Pero debido a quién era, hicieron una excepción y le enseñaron los antiguos modos. Yo fui el segundo en despertar, en 1971, cuando las dos esferas de luz, los ángeles, se me aparecieron, pero hasta 1980 no me pidieron que fuera a Taos para comenzar mi entrenamiento con la tribu. Yo di por supuesto que, cuando llegara allí, la tribu correría hacia mí con los brazos abiertos y me acogería, pero no fue así. Anuncié que había ido para comenzar mi recuerdo. Sólo me miraron, y dijeron: —Entra en el pueblo y espera. Vendrán a buscarte cuando llegue el momento. Dos años más tarde, cuando ya casi había olvidado por qué estaba allí, Jimmy Reyna, mi futuro mentor, llegó a mi casa y me pidió que asistiera a una ceremonia tribal. Era el comienzo de un programa de entrenamiento, de doce años de duración, en el que me enseñaron gran parte de lo que he aprendido acerca de los niveles espirituales. Pasaba mucho tiempo con la hermana de Juan Concha, Cradle Flower, que me enseñó el funcionamiento interno de las formas que tenía la tribu de usar los cristales, los fetiches y los sueños para crear realidades. Aunque aprendí todo esto directamente de la tribu, fue en la vida diaria donde tuve que darme cuenta de su poder. Lo que debía dominar era el cruce del puente entre dos mundos, los dos modos de ser, tan diferentes. Mi hermana y yo esperamos durante años el despertar de Ken. Pensábamos que tendría lugar cualquier día, pero nada sucedía. Ken había crecido en la tradición católica, pero su dios era el dinero. Se había hecho muy rico con centros comerciales, puertos deportivos, restaurantes, tiendas de automóviles y muchas cosas más. Creo que puedo afirmar que Ken era un multimillonario con el materialismo instalado en el núcleo de su mundo. Pasaron los años. Tanto Nita como yo comenzamos a creer que Ken nunca iba a despertar. Finalmente, debo admitir que lo dejé a un lado y me mudé desde Nuevo México a Colorado, donde estaba viviendo en aquel momento, para continuar con mi vida. Muchos años más tarde casi me había olvidado de él, pues vivíamos en dos mundos paralelos. Y entonces un día de 1983 ó 1984, un año o dos antes de que la Pirámide Nakkal fuera descubierta, Ken tuvo una experiencia. Ken no tenía ni idea de temas como el que estamos tratando en este libro. Vivía una vida basada por entero en las cosas materiales que uno posee y con las que uno se pasea. La única parte de la vida que le importaba era el tipo de coche que conducía, la marca del traje que llevaba o la dirección donde vivía. El lado espiritual de la vida no le afectaba en absoluto. ¿Habilidades psíquicas? Ken no creía en ninguna de esas extrañas posibilidades. De hecho, si alguien hubiera hecho flotar un objeto por la habitación, al instante habría creído que era cosa del demonio. Católico cien por cien. Pero aquel día, la vida de Ken cambió para siempre. Le habían invitado a una fiesta, con vino y queso, y todo el mundo paseando y hablando de sí mismos. Pero la Madre Tierra había decidido que había llegado el momento en que Ken debía despertar. Una mujer joven se le acercó y le preguntó si le gustaría tener una «lectura». Él le respondió: — ¿Quieres leerme un libro? Ella le hizo sentarse y sacó un mazo de cartas de tarot y comenzó a hacerle una lectura, la primera de su vida. Creo que podríamos llamarla su lectura virginal. La mujer empezó a decirle cosas que sólo él conocía. No una o dos, sino muchas experiencias pasadas y profundamente escondidas, y con todo lujo de detalles. Él estaba abrumado. Nadie, y en especial ningún extraño, le había dicho jamás cosas así de sí mismo de la manera en que esta joven lo estaba haciendo. Aquello estaba alterando su concepto de la vida. Al final de la lectura, Ken estaba completamente abierto a cualquier cosa que ella dijera. Para él, estaba sucediendo un milagro. Ella se inclinó hacia él, señaló con el dedo directamente hacia su tercer ojo, bajó la voz y dijo: —Ken, tienes un tío que vive en Nuevo México y debes visitarle. Tiene algo que enseñarte. Deberás quedarte con él tres días. Aquello era la gota que colmaba el vaso. Ken sabía que yo vivía en Nuevo México, pero no podía imaginar cómo podía saberlo aquella muchacha. Dejó la fiesta y a la mañana siguiente llamó a su madre para pedirle mi número de teléfono. Aquello era algo que, sencillamente, no podía pasar por alto. Era demasiado poderoso, y su curiosidad acerca de lo que yo iba a enseñarle estaba estallando como una supernova.

Reunión

En aquella época yo estaba viviendo con mi novia en una vieja comunidad hispana cerca de Taos. Nuestro hogar era primitivo: una pequeña casita de adobe con dos habitaciones y sin un auténtico cuarto de baño. Ambos éramos artistas y pintábamos sobre el lienzo escenas de naturaleza suroccidental para poder conseguir algo que llevarnos a la boca. Yo me había licenciado en bellas artes y era un apasionado de la materia. Parece que eso nunca me abandona durante demasiado tiempo. Aunque mi entorno era precario, yo me sentía muy feliz viviendo allí. Un día recibí una llamada telefónica de Ken. No había hablado con él desde hacía casi diez años, como le dije, y nuestras vidas habían avanzado en direcciones divergentes. Ken me contó la lectura de la chica y me preguntó si podía venir a visitarme «durante tres días». —Por supuesto, Ken. Me encantará verte. Alrededor de una semana después llegó a mi humilde casa en un flamante Lincoln Town Car negro. Estaba totalmente fuera de lugar en aquella vieja y pobre comunidad hispana. Se bajó del coche con su traje de tres piezas y sus gafas de sol especiales, que se aclaran cuando te apartas del sol. Abrí la puerta. En lugar de saludar, miró hacia el interior, escrutando la habitación; luego dirigió su mirada hacia mí, y dijo: — ¿Vives aquí? No podía creer, acostumbrado a su estilo de vida, que yo pudiera realmente vivir en una casa así. ¿Qué podía decir yo? —Ken, sé que es sencilla, pero a mí la vida me parece maravillosa. Pasa. Caminó hasta una silla, le quitó el polvo con asco y se sentó. Me miró directamente a los ojos, y dijo: —Bueno, pues ya sabes lo de la lectura, pero lo que no sabes es que ella me dijo que tienes algo que enseñarme y que tardarás tres días en hacerlo. ¿De qué se trata? —Poco a poco, Ken. No tengo ni idea de lo que se supone que debo enseñarte, si es que debo enseñarte algo. Si esperas unos minutos, vuelvo enseguida y quizá pueda contestarte. Fui a la habitación trasera, donde había preparado un lugar de meditación. Me senté, y muy pronto entré en un estado de consciencia alterado, tal y como me habían enseñado. Allí, en mi visión interior, estaban los dos ángeles. Les pregunté qué querían que hiciera. —Enséñale a Ken todo lo que sepas acerca de los cristales —me dijeron. Y desaparecieron. Me levanté y pensé en ello por un momento. Yo llevaba muchos años estudiando los cristales y estaba incluso dando talleres sobre éstos para sacar algo más de dinero. (El arte y la pintura no eran suficientes, desde luego.) Si tuviera que enseñar a Ken todo lo que sabía sobre los cristales, eso nos llevaría cada minuto de aquellos tres días. Volví a entrar en la habitación en la que me esperaba Ken. —Bueno, ¿sabes ya lo que vas a enseñarme? —me preguntó. Sin rodeos, como quería Ken, le contesté: —Sí, parece ser que debo enseñarte todo lo que sé acerca de los cristales. A Ken se le salían los ojos de las órbitas y su expresión era de perplejidad. — ¡Piedras! Me vas a enseñar cosas sobre las piedras. ¡Es ridículo! Las piedras no van a ayudarme. —Ken, los cristales son algo más que piedras. Comencé a explicarle cómo los cristales están, en realidad, vivos y conscientes; algo que comprendo que está más allá de la consciencia normal, pero no más allá de la ciencia. Le enseñé la tabla periódica de los elementos, que había colgado en una pared. Le mostré cómo el carbono, el sexto elemento, está asociado con toda la química orgánica y todo lo que normalmente se considera vivo. Pero directamente debajo de él, una octava por debajo, está el silicio, el elemento principal del cristal de cuarzo y del ochenta por ciento de la corteza terrestre. Le expliqué que la ciencia había descubierto, en los años cincuenta, que el silicio posee exactamente los mismos principios de vida que el carbono, y que hoy día la ciencia entiende que el carbono y el silicio son los únicos dos elementos que se sabe que pueden crear vida. La ciencia ha encontrado formas de vida en las profundidades del océano que están vivas, conscientes y que se reproducen, cuyos cuerpos están formados enteramente por silicio, sin ningún rastro de carbono. Por tanto, cuando hablamos de cristales, debemos entender que son conscientes de mucho más de lo que los humanos admitimos. Los cristales son capaces de recibir y enviar tanto los pensamientos humanos como las emociones. Esto lo descubrió el científico Marcel Vogel, que posee más de doscientas patentes, incluida una del disco flexible de los ordenadores mientras trabajaba para la Bell Labs. Todo esto tiene sentido cuando uno se da cuenta que la primera radio del mundo estaba fabricada con cristales. Simplemente colocabas un cristal de cuarzo sobre una mesa, lo tocabas con un cable y podías escuchar la señal de radio por los altavoces. El cristal estaba recogiendo la señal electromagnética en la banda de frecuencias de la radio. Pero también los pensamientos humanos se encuentran en la escala de frecuencias electromagnéticas. Los pensamientos tienen una longitud de onda muy, muy larga, comparada con las ondas de radio; pero a excepción de esa longitud, son exactamente lo mismo. Por tanto, ¿por qué no iba un cristal a ser capaz de captar los pensamientos? Ken jamás había pensado en esto con anterioridad. — ¿Así que quieres decir que un cristal puede saber lo que estás pensando? —Sí, Ken. Pero es mucho más que eso. ¿Cómo crees que funcionan los ordenadores? No son otra cosa que cristales, y sin esos cristales los ordenadores no existirían. Es la naturaleza viva de un cristal lo que les permite hacer lo que hacen. ¿Lo entiendes? »Los cristales naturales pueden guardar un «programa», lo que significa un patrón de pensamiento, y seguir ejecutando ese patrón de pensamiento durante toda la eternidad a menos que alguien lo borre. Un cristal debidamente programado puede cambiar vastas zonas del mundo humano e influir sobre ellas. Así fue como Ken y yo comenzamos a intercambiar ideas acerca de los cristales. Nuestra discusión duró tres días, hasta que sentí que Ken se había hecho buena idea de cómo trabajaban los cristales con la consciencia humana. Al cuarto día, Ken me dio un fuerte abrazo y volvió a su mundo ligeramente cambiado. Al menos creo que entendió que un cristal era algo más que una piedra.

Serpiente de Luz: Capítulo cuatro: La Piramide Nakkal



Aquella mañana me desperté en las alturas del árido desierto de Nuevo México, a unos dos mil quinientos metros sobre el nivel del mar. Como un vasto océano, los arbustos de salvia verde grisácea se extendían hasta el horizonte en todas direcciones excepto hacia el este, donde la imponente cadena montañosa Sangre de Cristo se alzaba contra el cielo. La nieve que aún se podía contemplar en las cumbres en aquel día de comienzos de verano no era algo inusual. A veces no desaparece en todo el año. Hacia el oeste, escondido a mi vista, yacía el profundo cañón del río Grande, abriéndose camino en secreto a través de esta parte del desierto en la que no ha estado casi ningún ser humano. Al norte, a unos treinta kilómetros de mi hogar, se alzaba la segunda montaña aislada más alta del mundo, la montaña Ute. Fue en esta montaña Ute donde la caballería de Estados Unidos intentó eliminar a los utes en 1800. Como éstos pretendían defenderse contra la terrible injusticia que les estaba infligiendo el gobierno estadounidense, eran considerados peligrosos y se afirmaba que debían ser aniquilados. La caballería persiguió a los utes durante cientos de kilómetros hasta llegar a esta montaña, que recibió su nombre muchos años después en su honor. Los utes y la caballería sabían que en la montaña no había agua, pero en su desesperación los nativos ascendieron por ella para esconderse. La caballería rodeó la montaña y esperó. En realidad no estaban seguros por dónde habían ido los utes, pero esperaron, creyendo que al carecer de agua, si estaban allí arriba, tendrían que bajar. Según cuenta la historia, los utes rezaron a la Madre Tierra para que les diera agua, pues sabían que sin ella morirían en la montaña o se verían forzados a bajar para que la caballería los matara a todos: hombres, mujeres y niños. Se extinguirían. Y la Madre Tierra, que vivía en los corazones de los utes, respondió. Un manantial brotó de la montaña, nutriendo sus cuerpos y salvando sus vidas. Unos tres meses después, la caballería de Estados Unidos decidió que los utes no debían haberse refugiado en la montaña y abandonaron la búsqueda. Los utes siguen vivos en la actualidad gracias a esta montaña y a su milagro, cuya energía se difunde por todo el valle en el que yo vivía en 1985. Yacía en mi lecho pensando que algo parecía diferente o especial aquella mañana, pero no sabía por qué. Ese sentimiento permaneció en mí durante todo el día. Yo formaba parte de un grupo de hombres y mujeres que regentaba una escuela esotérica llamada Escuela de Misterio Nakkal. El nombre me lo habían dado los ángeles, que nunca me contaron el motivo. Yo sabía que los nakkals eran los antiguos sacerdotes de la Atlántida, pero fuera de eso no sabía nada más. Sencillamente acepté el nombre porque la sugerencia procedía de una fuente superior. Nuestro recinto abarcaba unas ocho hectáreas y estaba rodeado por millones de hectáreas, literalmente, deshabitadas. Teníamos dos casas de adobe, un jardín natural, una pequeña zona de apartamentos, un área de trabajo y garaje, un precioso centro de conferencias de adobe (con techos de siete metros y medio de altura y construido en forma de pentágono) y lo más importante de todo, una bella sala de oración subterránea llamada kiva. La escuela era perfecta para enseñar y aprender. Estar completamente aislados de la civilización facilitaba mucho nuestra tarea, pues no había nadie que pudiera juzgar nuestro trabajo ni nuestras acciones, que habrían resultado extraños para algunas personas de nuestra cultura actual. Cada luna nueva, por ejemplo, instalábamos una cabaña de sudación de los nativos americanos con una enorme hoguera para calentar las piedras. Unas cuarenta personas ayunábamos al menos un día antes de la sudación y, durante horas, tocábamos los tambores y cantábamos, entonando el nombre de la Madre y la presencia del Gran Espíritu, entrando en nuestros corazones y esperando a que las piedras se pusieran del color rojo anaranjado de la vida. Cuando llegaba el momento adecuado, entrábamos en la kiva subterránea rodeados de la más completa oscuridad, con humildad y sin ropa, tal y como marcaba la tradición nativa, y con una actitud de absoluta santidad para estar con la Madre. Era como estar en su seno. Prana, vacío, tierra, agua, fuego, aire, los seis elementos de la creación y la naturaleza estaban presentes al mismo tiempo en esta ceremonia.

Aquella tarde escuché a alguien que gritaba un fuerte « ¡Uau!» y corrí a ver quién era. El Sol se iba a poner en unos treinta minutos y llovía suavemente contra las montañas del este. La razón del «¡Uau!» estaba clara. Enmarcando la cadena montañosa Sangre de Cristo aparecía el arco iris más increíble que he visto en toda mi vida. No había uno solo, sino tres: un arco iris dentro de otro arco iris dentro de otro arco iris. Los intensísimos y brillantes colores vibraban como si estuvieran cargados de electricidad. Me quedé sin habla. Mientras observaba aquel milagro, me inundó el mismo sentimiento que había notado al despertarme aquella mañana. De algún modo u otro, aquel día era especial. Pero no había nada que pareciera distinto de los demás días a excepción de aquel asombroso arco iris. Sin embargo, el sentimiento se negaba a abandonarme. La mañana siguiente, una furgoneta blanca y sin rotular paró frente a nuestro centro de conferencias. Como estábamos escondidos del público y en un sitio tan remoto, era poco habitual que alguien nos encontrara cuando no se estaba llevando a cabo ningún taller.

Un grupo de cuatro hombres jóvenes, en la treintena, bajó de la furgoneta y caminó hasta la sala de conferencias donde me encontraba yo en una pequeña cocinita preparando el desayuno. Uno de ellos abrió la puerta delantera, me miró y preguntó: — ¿Sabe dónde puedo encontrar a un hombre llamado Drunvalo? Le dije quién era yo, y él fue derecho al grano: — ¿Alguna vez ha visto este dibujo? Me entregó un dibujo de la Flor de la Vida. Los diecinueve círculos me eran tan familiares como la palma de mi mano.

Yo vi este dibujo por primera vez pintado sobre una pared egipcia de seis mil años de antigüedad, y desde entonces lo he encontrado por todo el mundo: en India, Inglaterra, Irlanda, Turquía, Israel, Polonia, Suiza, Grecia, China, Japón, México y en unos cincuenta países más, casi siempre en sitios antiguos. Y seguimos descubriéndolo en distintos países todos los años. Pero lo más significativo de esta historia, como podrás comprobar, es que también lo había visto en Tíbet. Como yo llevaba impartiendo enseñanzas acerca de este dibujo desde 1984, aquellos hombres habían hecho averiguaciones sobre mí y querían saber lo que significaba. En ese punto les pregunté por qué estaban tan interesados en la Flor de la Vida. Se sentaron a mí alrededor y empezaron a relatarme una larguísima historia acerca del descubrimiento en Tíbet de una pirámide muy inusual que su equipo de exploración había encontrado unos meses antes. Lo que tenían que decirme era prodigioso. Hace ya tanto tiempo de aquello que he olvidado los nombres de aquellos cuatro hombres, pero el que parecía ser el portavoz, o el que llevaba la voz cantante, se excitó y comenzó a hablar con autoridad. Sacó mapas y fotografías que puso sobre la mesa, los extendió, y me miró directamente a los ojos. Me habló acerca del primer equipo de investigación que había intentado llegar a esta pirámide tibetana, pero me contó que sencillamente no estaban preparados para el largo y difícil viaje. Se tardaban seis meses en alcanzar la pirámide, que se encontraba a gran altura en las montañas occidentales de los Himalayas. No existían mapas claros, pues prácticamente nadie había estado jamás en aquella zona, y habían subestimado el tiempo que tardarían en llegar. Para complicar el tema aún más, la pirámide era completamente blanca y estaba permanentemente cubierta de nieve, a excepción de dos o tres semanas al año, por lo que el equipo debía cronometrar perfectamente su llegada para poder encontrar la estructura y, con suerte, entrar en ella. Me contó que el primer equipo llegó hasta el borde de las montañas desde donde se podía contemplar aquella magnífica pirámide en el valle que se encontraba a sus pies, pero no pudieron continuar, pues de haberlo hecho todo el equipo habría muerto. No tenían suficientes provisiones para el tiempo extra y no tuvieron más remedio que dar la vuelta. Yo creo que esto ocurrió a principios de la década de los ochenta. Pero sólo unos pocos años más tarde, aquellos hombres que estaban sentados alrededor de la mesa lo intentaron una vez más. En esta ocasión se prepararon mejor y llegaron a la pirámide tibetana justo en el momento en que se encontraba completamente expuesta para su exploración. Se quedaron pasmados al comprobar que, a diferencia de la Gran Pirámide de Egipto, ésta no estaba sellada. Tenía una única abertura, que permitió al equipo entrar sin hallar ningún obstáculo. Durante los dos días siguientes, me relataron cómo encontraron la pirámide, que denominaron Gran Pirámide Blanca. Explicaron el aspecto que tenía y cómo carecía de marcas, escrituras, jeroglíficos o cualquier otra cosa sobre la superficie o en las paredes, tanto interiores como exteriores, a excepción de una única imagen preferente colocada en la parte superior de una pared central de la sala principal. Se trataba de la imagen de la Flor de la Vida. Aquélla era la razón de que me hubieran buscado y encontrado en medio del solitario desierto. Querían que les hablara acerca del significado de la Flor de la Vida. Esperaban que yo les podría conducir a quienquiera que hubiera construido aquella pirámide, pues no tenían ni idea de quién podría haber sido. Yo no podía explicar lo que la Flor de la Vida «significaba realmente» en una o dos horas. Por eso se quedaron dos días. Es el dibujo de la creación de todo el universo y todo lo que éste contiene, incluyendo a todas las criaturas vivientes. Es incluso el dibujo de la creación de aspectos del universo que no son considerados cosas o materias, tales como las emociones y los sentimientos. Puse el máximo empeño y les di un minitaller sobre la de Flor de la Vida, en el que suprimí todas las ceremonias, los círculos de oración, los relatos con mensaje y, por supuesto, la cabaña de sudación de los nativos americanos. Aquellos hombres me hablaron acerca de la increíble suerte que habían tenido de ser los primeros seres humanos en tocar realmente aquella inusual pirámide. Me informaron de que no se conocía ninguna otra pirámide cerca de ella y que estaba completamente aislada en una región inaccesible de los Himalayas. Siguieron contándome lo extraño que resultaba que una pirámide así estuviera situada en un lugar en el que jamás había existido civilización alguna. El sentimiento que había tenido el día anterior de que algo especial iba a ocurrir no me había abandonado. Yo sabía que aquella información era importante, pero en realidad, en aquel momento, no sabía hasta qué punto. Cuando se fueron de la Escuela de Misterio Nakkal, llenos de entusiasmo, las fotografías que me habían mostrado de la asombrosa pirámide seguían volviendo a mi cabeza una y otra vez. Casi podía saborear la causa de su importancia, pero todavía no acudía nada a mi mente. Finalmente, un par de días más tarde, cuando me encontraba meditando, los dos ángeles aparecieron en mi visión interior, y me dijeron: —Esa construcción se llama Pirámide Nakkal. Sabemos que en este momento no lo entiendes, pero a su debido tiempo lo harás. En un futuro, todo te será revelado. Pero ¿por qué Pirámide Nakkal? ¿Y por qué Escuela de Misterio Nakkal? En aquel momento, lo único que sabía era que los nakkals eran los sumos sacerdotes de la Atlántida. No sabía que tuvieran ninguna relación con Tíbet. Había tanto que yo no sabía... Pero confié en los ángeles y los guardé en mi corazón. Cuando me hablaban, siempre me sentía como un niño pequeño que pretende entender el mundo que le rodea, unas veces desconcertado y otras excitado, pero fundamentalmente asombrado por la vida y por el modo en que los ángeles introducían el conocimiento con tanta suavidad en mi simple entendimiento. Llegó un día en que la Escuela de Misterio Nakkal se disolvió, como sucede con todas las escuelas de ese tipo, pero el recuerdo del equipo de exploración y la pirámide que habían encontrado no me abandonaba. Y a su debido momento, los ángeles me contaron toda la historia, que iré compartiendo contigo mientras continuamos caminando. La Serpiente de Luz había dejado su hogar, la Pirámide Nakkal, y se estaba moviendo libremente para encontrar un hogar nuevo y, con el tiempo, una nueva pirámide, y la Red de Conciencia de Unidad sobre la Tierra estaba casi concluida. Para 1989 y 1990, cuatro años antes de mi primer aprendizaje sobre la pirámide, la red había crecido hasta alcanzar el primer nivel de Unidad, pero la Serpiente de Luz todavía seguía buscando su sitio en la Tierra, aparentemente desfasada con el ADN cósmico. Pero jamás debemos olvidar que la Vida es perfecta.

lunes, 23 de junio de 2025

Serpiente de Luz Capitulo III: La Gran Piramide Blanca del Tibet



Tal y como ha registrado la ciencia, hace dieciséis mil años tres grandes trozos de un asteroide cayeron sobre el océano Atlántico junto a la costa de lo que hoy se conoce como el estado de Georgia, en Estados Unidos. Los sacerdotes de la Atlántida supieron que el fin de su gran país estaba cercano. Hace dos mil años, Platón denominó a este continente perdido Atlántida y habló con admiración de su cultura y su belleza, pero la mayor parte de los arqueólogos modernos siguen considerándolo solamente una leyenda. A pesar de todas las búsquedas y exploraciones realizadas a lo largo de los años para probar su existencia, no se ha podido establecer nada concluyente, pues cuando la Atlántida desapareció bajo las olas del océano Atlántico se llevó con ella toda evidencia al fondo del mar. Por eso, en este momento, no es posible comprobar esta historia. Pero es de esperar que en el futuro sí se pueda. Edgar Cayce, el Profeta Durmiente, afirmó en los años veinte que la Atlántida volvería a surgir del océano Atlántico, cerca de Bimini, antes del año 1970, y es muy posible que así lo hiciera. En enero de ese año, la revista Life informó de que muchas islitas pequeñas procedentes del fondo oceánico, que se encuentra a más de dos kilómetros y medio cíe profundidad en las cercanías de Bimini, asomaron a la superficie en diciembre de 1969. Muchas de ellas volvieron a sumergirse, pero algunas siguen estando allí hoy día. ¿Era correcta la predicción de Cayce? El tiempo lo dirá. Cayce realizó más de doce mil predicciones para los años anteriores a 1970, y sólo una de ellas resultó equivocada; una sencilla, relacionada con un hermano gemelo al que realizó un diagnóstico. Luz Espiritual del Mundo, la kundalini de la Tierra, una energía en forma de serpiente enroscada en las profundidades de la Tierra, residió dentro de este antiguo continente durante miles de años. Fue esta energía espiritual la que hizo que otras culturas acudieran de todas partes del mundo a la Atlántida en busca de iluminación, tal y como los modernos buscadores viajan de todo el mundo a India y Tíbet. Aquel inmenso asteroide realmente se precipitó desde los cielos tres mil años antes del fin de la Atlántida, pero constituyó la razón física de la desaparición del continente. La kundalini de la Madre Tierra, la Serpiente de Luz, pronto iba a empezar a mudarse a un nuevo lugar para aportar equilibrio a lo que rápidamente se iba a convertir en un nuevo mundo. Un mundo nuevo, quizá, pero este impacto iba a significar el hundimiento y la muerte de la Atlántida. Debes recordar siempre que no existen los errores. Todo sucede por razones que afectan a todos los tipos de vida, en todas partes y con absoluta precisión. Los sacerdotes internos del antiguo continente de la Atlántida, la Hermandad Nakkal, sabían, gracias a su conocimiento interior, el lugar exacto al que se mudaría y en el que se establecería la Serpiente de Luz, enroscada como una sierpe en el interior de la Tierra, para hibernar durante otro largo ciclo de trece mil años, y que al cambiar su situación sobre la superficie del planeta cambiaría también la forma en la que los seres humanos interpretan la vida. La Hermandad Nakkal sabía que tendría que abandonar la Atlántida y mudarse al lugar donde la Serpiente de Luz iba a encontrar su nuevo hogar. También sabía que, dondequiera que se instalara la Luz del Mundo, las personas que habitaran en esa región se iban a convertir en los grandes maestros espirituales del planeta. Siempre ha sido así, pues esta Luz afecta a las personas que viven cerca del lugar donde reposa y les lleva de forma natural a un estado de iluminación que depende de su capacidad para recibirlo. Los habitantes de esta nueva región iban a comenzar a despertar y a recordar su íntima conexión con todo tipo de vida, en todo lugar, y con Dios. Con el tiempo recordarían incluso el lugar sagrado del interior de sus corazones donde reside Dios y donde dio comienzo la creación. Y en su recuerdo, se convertirían en luces espirituales para el resto de la humanidad simplemente por su propio ser. Por eso, la Hermandad Nakkal comenzó a hacer planes para abandonar su amado país de la Atlántida y seguir a la fuente de su entendimiento. No tenían otra elección. Hicieron sus planes y se prepararon para irse casi doscientos años antes de que la Atlántida se hundiera finalmente en el océano, antes de verse inmersos en el caos. Con el tiempo, los nakkals siguieron a la Gran Serpiente Blanca de la kundalini de la Tierra hasta una zona remota situada en las alturas de los Himalayas, en una región occidental de lo que hoy día se denomina Tíbet. Cuando finalmente la Atlántida se hundió, hace unos trece mil años, sus sacerdotes externos (no los nakkals internos) la abandonaron rápidamente en lujosos barcos. Se vieron forzados a salir del país por los terremotos, los volcanes y los incesantes hundimientos de tierras y avenidas de agua. No se trasladaron muy lejos. Los sacerdotes externos llegaron a las costas de lo que en la actualidad es la península del Yucatán, en México, y hoy día los conocemos como los mayas. Sabemos que esto es así no sólo porque lo afirmen los mayas, sino también gracias a un antiguo documento en piedra encontrado por los arqueólogos en Yucatán, denominado Códice Troano, que se guarda L-n el Museo Británico. Se estima que tiene al menos tres mil quinientos años de antigüedad, fue traducido por el historiador Augusuis Le Plongeon y describe con gran detalle el hundimiento de la Atlántida. El calendario que los mayas tienen en el presente fue creado originalmente durante la época en que la Atlántida estaba viva y en 1 menas condiciones, y fue llevado en mano a Yucatán por los sacerdotes en su fuga de una muerte segura. Este sacerdocio externo está vivo entre los mayas actuales y su representante es Hunbatz Men, un sacerdote y chamán maya elegido en los años ochenta por los ancianos secretos como portavoz para el mundo exterior. Ahora ha sido reemplazado por un hombre humilde llamado don Pedro Pablo, también elegido por los ancianos mayas. En el interior de la cultura maya encontramos a don Alejandro Ciñió Pérez Oxlaj, que conserva la información original desde los comienzos mismos de esta cultura. Don Alejandro es en la actualidad el presidente del Alto Consejo Sacerdotal Maya, formado por más de cuatrocientos ancianos de México, Belize y Guatemala. El tiempo desvelará la profundidad de sus conocimientos y su sabiduría. La Gran Pirámide Blanca Los nakkals, los sacerdotes internos de la Atlántida, llegaron a Tíbet con tremendas dificultades para comenzar la construcción de una de las mayores pirámides del mundo. Es una pirámide hecha de sólidas piedras blancas y que, en la actualidad, da la impresión de haber sido creada en tiempos modernos, pues su estado de conservación es perfecto. Parece completamente nueva. Esta Gran Pirámide Blanca tenía dos misiones simultáneas: marcar la localización exacta de la energía kundalini de la Tierra y enfocar esa energía en beneficio de la humanidad. Creó una zona de energía que abarcaba enormes distancias; los habitantes de aquella región iban a experimentar unos cambios muy especiales en sus mentes, cuerpos y corazones. Algunos iban a cambiar más que otros, pero con entrenamiento los cambios iban a ser inevitables. Esta influencia sobre las personas hizo surgir grandes maestros espirituales, cuya iluminación alcanzó al resto del mundo. Tíbet, algunas partes de China, India y Nepal se convirtieron en el nuevo centro de la Luz del Mundo (aunque en la época de la construcción de esta pirámide, ninguno de estos países había nacido aún). Tuvieron que pasar casi seis mil años después de que la Atlántida se sumergiera en el océano antes de que la raza humana comenzara a recordar lo que realmente era y la civilización volviera a florecer una vez más. Durante todos esos miles de años, los nakkals permanecieron junto a la Gran Pirámide Blanca para protegerla y para prosperar con su energía iluminadora. Con el tiempo, los nakkals dieron origen a la raza tibetana y han perdurado hasta la época moderna. Lentamente, la influencia de la Serpiente de Luz comenzó a dar vida a grandes almas como Lao Tzu, que escribió el Tao Te Ching {Libro del recto camino}, una de las obras más importantes jamás creadas. Y por supuesto, creó el / Ching, probablemente el libro más asombroso que se haya escrito nunca y que provino también de esta región. Buda vivió dentro de su área de influencia y creó el budismo, una religión mundial que, según mi experiencia personal, posee más que ninguna otra un profundo entendimiento de los campos de energía humanos y unas dimensiones de consciencia que sobrepasan la consciencia normal de cualquier otra religión. El budismo tibetano es la única religión que aún recuerda la Mer-Ka-Ba, el cuerpo humano de luz, y lo que es más importante: lo que significa y cómo crearla y utilizarla. (La Mer-Ka-Ba es el campo humano de energía que se extiende esféricamente entre ocho y nueve metros, en todas direcciones, a partir del cuerpo físico.) Muchos grandes hombres y mujeres (aunque fundamentalmente hombres durante esta parte masculina del ciclo) surgieron allí sencillamente porque la Serpiente Blanca estaba enroscada en el interior de la Tierra bajo la Gran Pirámide Blanca construida por la antigua Hermandad Nakkal. Pero muy pronto todo esto podría cambiar una vez más. Los mayas actuales sabían, gracias a su asombroso calendario, el más exacto que la humanidad haya creado jamás, que se estaba acercando una época especial. Como el gran Sol que se asoma para desvelar el cielo matutino y la belleza del mundo vivo, algo tremendo estaba comenzando a moverse en el interior de la Tierra, algo que iba a desvelar un secreto fantástico que el alma humana perdió hace ya mucho tiempo. Muy dentro del vientre de la Madre, una energía ancestral comenzaba a moverse lentamente de un lado a otro, de una forma muy parecida a la de una serpiente que se desliza sobre la Tierra. Esta energía con aspecto de serpiente comenzó a despertar y a sentir la necesidad imperiosa de hallar un nuevo hogar y una nueva forma de expresar la vida mientras la constelación de Acuario, lentamente, comenzaba a ejercer su influencia. ¡Cada doce mil novecientos veinte años, este impulso resulta innegable! China invade Tíbet y la Serpiente de Luz comienza a moverse El Panchen Lama, el segundo en categoría tras el Dalai Lama, que entonces contaba sólo once años de edad, pidió a China en 1949 que «unificara la tierra madre», con lo que quería decir que volviera a colocar a Tíbet bajo su dominio. El dirigente comunista chino Mao Tsé Tung respondió anunciando la intención de China de «liberar a Tíbet de los imperialistas extranjeros». En 1949, China invadió Tíbet. El mundo se sentía aún cansado y enfermo por todas las muertes y el dolor provocados por la Segunda Guerra Mundial, que había terminado sólo cuatro años antes. Los británicos, que declararon en las Naciones Unidas que estaban «interesados en el mantenimiento de la autonomía tibetana», no tuvieron el corazón ni los medios para resistir a los chinos, y no apoyaron a los tibetanos ni salieron en su defensa. En el año 1959, tras el levantamiento tibetano en Lhasa y su salvaje represión por parte del gobierno chino, el Dalai Lama huyó a India en busca de refugio, seguido por miles de refugiados tibetanos. En ese mismo momento, tras un descanso de trece mil años, la Serpiente de Luz comenzó a deslizarse desde el interior de la Gran Pirámide Blanca de Nakkal hacia la superficie de la Tierra. Lentamente al principio, más y más deprisa después, esta energía kundalini comenzó a moverse a través de Tíbet. Luego, en un solo día, abandonó el país junto con el Dalai Lama y pasó a India. Fue casi como si el Dalai Lama invocara a la Serpiente para que abandonara Tíbet. Pero este movimiento de la Serpiente de Luz hacia India fue sólo el comienzo de un viaje terrenal muy, muy largo, que con el tiempo iba a atravesar la mayor parte del planeta, exactamente igual que había sucedido cuando abandonó la antigua Atlántida para mudarse a las alturas de las montañas tibetanas trece mil años antes. El gran encuentro En el otro lado del mundo, los ancianos mayas de todas las zonas de México, Belize y Guatemala convocaron un gran encuentro de todas las tribus mayas. Era la primera vez que una reunión así se convocaba en tiempos modernos, y se trataba de un acontecimiento realmente importante. Este encuentro se produjo porque el calendario maya mostraba claramente que la Serpiente de Luz iba a moverse en 1959 y que iba a necesitar la asistencia de los nativos, tanto de América del Norte como del Sur. Los ancianos mayas se reunieron para celebrar juntos una ceremonia por lo que el calendario maya estaba profetizando: el final de un gran ciclo y el comienzo de un nuevo ciclo y un nuevo mundo; un mundo en el que todos los cielos se abrirían a la humanidad y seríamos libres de explorar nuestro entorno natural de espacio, tiempo y dimensión más allá de la Tierra. La profecía había predicho una época de maravillosa paz y crecimiento espiritual. Los mayas guatemaltecos predijeron el comienzo de este nuevo ciclo para el 19 de febrero de 2013. ¿Y por qué no el 21 de diciembre de 2012, como se había predicho considerando el momento del cambio de la PE a Acuario? Lo siento, no lo sé. Esta pregunta habrá que hacérsela a los propios mayas guatemaltecos, pues son los únicos que realmente pueden entender el porqué de esta discrepancia de dos meses. Como ya hizo la Hermandad Nakkal antes que ellos, los mayas celebraron este importante encuentro para compartir sus conocimientos y su profecía, de forma que pudieran estar preparados como cultura para responder correctamente a su responsabilidad cósmica de guiar y marcar el movimiento de esta eterna Serpiente de Luz. Durante esta reunión se descubrió que los mayas de las tierras bajas, aquellos que habitan en México y Belize, habían perdido, a causa del tiempo y de los conquistadores españoles, casi todos sus conocimientos y la profecía, y que su legado vivo prácticamente había desparecido. Pero para alivio de la Madre Tierra, el legado no estaba muerto. Todavía seguía vivo en Guatemala. Allí, en lo alto de las montañas, cerca de la bella ciudad antigua de Tikal, los ancianos mayas, la mayoría de los cuales contaban más de cien años de edad, aún conservaban los conocimientos y profecías que habían llegado de la Atlántida trece mil años antes. Así que los ancianos guatemaltecos entregaron a los mayas de las tierras bajas «quince libros». Los mayas de las tierras bajas recibieron el encargo de estudiar y aprender estos conocimientos, y se les comunicó que en el futuro recibirían más libros. De este modo se inició el regreso del calendario, los conocimientos y las profecías mayas. En esa época, el mundo exterior no supo nada de este intercambio, aunque tampoco les importaba. El materialismo era lo que regía el mundo. El hombre industrial interviene Con la mejor de las intenciones, algunos exploradores del conocimiento, como José Arguelles y muchos otros, comenzaron a estudiar el calendario maya con la creencia de que los mayas de México mantenían sus conocimientos intactos, cuando en realidad no era así. Estaban limitados por una infusión incompleta de los mayas guatemaltecos. Y por eso se escribieron muchos libros acerca del calendario maya, que realmente no pueden completarse y hacerse exactos hasta que los mayas guatemaltecos no terminen de devolver sus conocimientos a los de las tierras bajas. Según los mayas de Guatemala, los mayas de las tierras bajas todavía deben leer y comprender cinco «libros» más, y afirman que el decimosexto libro, El libro de los insectos y las estrellas fijas, es el que determina el comienzo y el final de los ciclos cósmicos. Esta es la razón de que la fecha del 21 de diciembre de 2012 nunca se entendiera realmente y de que la del 19 de febrero de 2013 nunca se supiera. La Serpiente de Luz busca su nuevo hogar La Serpiente de Luz siguió al Dalai Lama a India, pero no se quedó allí. Continuó moviéndose, abriéndose camino gradualmente a través de todas las regiones de la superficie de la Tierra. Este movimiento duró unos diez años, desde 1959 hasta algún momento a finales de los años sesenta. Finalmente, cerca ya del término de su viaje por todo el mundo, la energía kundalini de la Madre Tierra bajó desde Canadá, atravesando Estados Unidos, hacia México, Belize y Guatemala, para seguir adentrándose en América Central. Cuando llegó a Panamá tuvo lugar algo increíble que la mayoría de las tribus indígenas, con excepción de los mayas, no esperaban. Cuando la Serpiente de Luz llegó al canal de Panamá, no pudo cruzarlo. El canal de Panamá era la mayor geomancia terrestre que jamás se había llevado a cabo en el mundo. Separa, literal y energéticamente, dos continentes entre sí e impidió por la fuerza que la energía kundalini cruzara hacia Sudamérica. La energía kundalini de la Tierra se quedó atascada, bloqueada. Muchos creen que la detención de la Serpiente de Luz fue la fuente de los problemas de guerras y conflictos de Colombia y otros países cercanos. La kundalini de la Tierra no podía cruzar el canal, lo que provocaba un inmenso desequilibrio energético. (Esto mismo puede suceder en una persona. Cuando la kundalini asciende por la columna vertebral, si uno de los chakras está bloqueado la energía kundalini no puede seguir subiendo, aunque lo sigue intentando. Lsto puede producir dolor, enfermedad e incluso la muerte de la persona si el problema no se soluciona.) Este hecho supuso un problema real para los indígenas del mundo, un problema que tardaría muchos años en ser resuelto. Nadie, excepto los mayas, sabía qué hacer. Perú responde al nuevo ciclo Mientras tanto, en las alturas de las montañas de Perú, un hombre plenamente iluminado llamado Óscar Ichazo, junto con otros doce hombres que le rodeaban como los apóstoles rodeaban a Jesús, estaba listo para ayudar a la energía kundalini de la Tierra a cumplir su recorrido y para preparar al mundo para la nueva era que se avecinaba. Esperaban que la Serpiente de Luz se asentara en las altas montañas del norte de Chile antes de finales de los años sesenta y que en esa época su trabajo pudiera comenzar. Así que Óscar viajó a Estados Unidos con uno de esos doce grandes hombres, Claudio Naranjo, a mediados de los años sesenta para presentar al mundo industrial una antigua forma de conocimiento basada en algo que no se comprendía en aquella época, la geometría sagrada, que Óscar denominó Arica. Claudio también se preparó para presentar otra forma de conocimiento, basada en la obra del gran ruso Sufi Gurdjieff, y que provenía de lo que recibe el nombre de eneagrama, un sistema de conocimiento que liga la transformación humana al sonido y a la música. Claudio iba a presentar un aspecto poco conocido de esta sabiduría, por la cual la personalidad humana puede ser dividida en veintisiete formas. Su propósito era sencillo: ofrecer al mundo industrial una herramienta para salir de la rueda de los «tipos de ego» y acceder al mundo superior de la iluminación. Creía que, al hacerlo, comenzaría a cambiar a todo el mundo, sacándonos de la vida materialista que llevamos, de forma que pudiéramos acceder a los chakras superiores y al mayor potencial humano. Pero todo esto finalizó unos cuantos años después de haber empezado. En un solo día Óscar paralizó la escuela que había puesto en marcha, y que se había extendido por todo Estados Unidos, y volvió a Perú. ¿Por qué? Muy sencillo: la Serpiente de Luz estaba bloqueada, su culminación no llegaba a tiempo (al menos según lo que interpretaba la mayor parte del mundo indígena) y nadie sabía cuándo lo iba a hacer. Los mayas, por supuesto, sabían con exactitud en qué consistía el problema, cómo corregirlo e incluso cuándo sería corregido. Pero permanecían en silencio y esperando. La ceremonia del águila y el cóndor Ellos sabían que este problema no podría solucionarse hasta que no se llevara a cabo la ceremonia del águila y el cóndor. Así lo afirmaba su calendario. También sabían que mover el flujo de poder de la gran Serpiente de Luz iba a requerir más energía humana que la contenida sólo en América Central y del Sur. Necesitaban la energía y la cooperación de Norteamérica. Y esta ceremonia podía reunir a América del Norte, el Águila, y a América del Sur, el Cóndor, de forma que pudieran trabajar al unísono para ayudar a esta energía kundalini de la Tierra a llegar a su destino final. Muchas tribus, incluso blancos que imitaban a los nativos, creyeron que podían llevar a cabo esta ceremonia del águila y el cóndor, y lo intentaron varias veces. Lo que no se entendió fue que la ceremonia debía aguardar hasta un determinado día del futuro y que sólo podía ser celebrada por los mayas. El 19 de febrero de 2001, tal y como había predicho el calendario maya, este pueblo y otros doscientos de América del Norte, Central y del Sur se reunieron en Guatemala, y la ceremonia del águila y el cóndor tuvo lugar al fin. Todo está documentado en una preciosa película titulada El camino blanco: visiones de los indígenas de América, que se cita al final de este libro. Cuando la ceremonia quedó concluida, ya se podía por fin hacer algo para ayudar a la Serpiente de Luz a encontrar su lugar de descanso, aquél donde podría enroscarse en las profundidades de la Tierra durante los próximos trece mil años y presentar al mundo entero los nuevos conocimientos espirituales y la energía que iba a necesitar la raza humana para seguir su camino. Los dos grandes pájaros vuelan al unísono En fechas posteriores de ese mismo año de 2001, tribus de toda América (entre las que se encontraban los esquimales, los hopis y muchas otras de Estados Unidos; los mayas, por supuesto, y más de quinientos pueblos de ambos continentes) comenzaron a trabajar juntos con un propósito único: ayudar a la Gran Serpiente Blanca a cruzar el canal de Panamá y completar su viaje. Los mayas me pidieron ayuda, pues mis raíces también forman parte de una tribu de Norteamérica: los taos pueblo de Nuevo México. Se designaron tres días, que recuerdo que fueron en septiembre de 2001, para que cada tribu y cada persona pudieran trabajar a su modo en pro de este único objetivo común. Tribus indígenas de los dos continentes, trabajando juntos el mismo día, comenzaron a celebrar ceremonias por todas partes. Recuerdo que abandoné todas mis ocupaciones durante esos tres días y me puse a meditar. En mi tradición, el método elegido es la Mer-Ka-Ba, el cuerpo humano de luz, por lo que coloqué un campo Mer-Ka-Ba viviente sobre el canal de Panamá y entré en meditación profunda, utilizando todo lo que sabía para ayudar a la kundalini de la Tierra a cruzar el canal. El primer día y el segundo pareció que no sucedía nada. Yo podía sentir la tremenda energía de todas aquellas personas dedicadas trabajando al unísono, pero no era capaz de percibir ningún cambio en la Serpiente. Estaba empezando a pensar que quizá podíamos estar fallando, pero no permití que las dudas entraran en mí ser y seguí meditando. Al final del tercer día sentí que algo estaba ocurriendo. Al principio fue como un pequeño flujo de energía, como una diminuta fuga en una presa, pero la energía siguió ensanchándose y haciéndose cada vez más poderosa. Por fin, la Serpiente de Luz se liberó y comenzó a agitarse con energía de un lado a otro como hacía cuando se estaba trasladando alrededor del mundo. Entró en Colombia, con gran fuerza y determinación, y continuó por Sudamérica, moviéndose por todas partes, entrando en cada región y en cada país. Todo el mundo indígena exhaló un gran suspiro de alivio y gritos de júbilo llenaron el aire desde los dos continentes. Los dos grandes pájaros volando al unísono, como uno solo, habían obrado el milagro. Los mayas sabían que eso era lo que iba a suceder, pues así había sido profetizado en su calendario sagrado; pero con calendario o sin él, cuando sucedió en la vida real fue excitante. Ahora es cuestión de experiencia humana y profundas emociones. Al mismo tiempo, allá arriba, en las alturas de los Andes del norte de Chile, ciento doce tribus estaban sentadas en un enorme círculo esperando la llegada de la Serpiente de Luz. El sitio exacto había sido ya predicho por los mayas, y las tribus rodeaban el lugar, cantando y bailando, haciendo de esta ceremonia el acontecimiento humano más importante en miles de años. También ayudaron a convertir a este diminuto trozo de tierra en la región más sagrada sobre la superficie del planeta. Estos hombres y mujeres puros siguieron celebrando ceremonias hasta muchos meses después, cuando la Serpiente de Luz finalmente reptó hasta su casa y entró en su sagrado lugar de descanso en la Tierra. Es un lugar que transformará la zona de Chile y Perú en unos nuevos Tíbet e India, un lugar en el que nacerán grandes maestros; unos maestros que serán brillantes luces para el mundo, tal y como lo han sido los de Tíbet e India. Mi parte en esta saga no había hecho más que empezar. Había que hacer muchas más cosas y yo no tenía ninguna premonición de los cambios que iban a acontecer en mi vida. La Madre Tierra estaba a punto de apuntarme a la tribu del arco iris de liberación e iluminación. Una parte de mi vida estaba a punto de desvelarse en formas que yo no podría haber imaginado jamás. ¿Qué otra cosa podemos hacer más que servir de ayuda?

domingo, 22 de junio de 2025

Serpiente de Luz Capitulo II : La antigua cosmología 101 y los cambios modernos





Para que puedas llegar a comprender las historias que vienen a continuación, para que todo tenga sentido, es preciso que sepas algo de cosmología. Esta cosmología, el paisaje de fondo de lo que se presenta en estas páginas, está basada fundamentalmente en la precesión de los equinoccios y los ciclos de cambio asociados a ella. La precesión de los equinoccios Puede que creas que sabes lo que es la precesión de los equinoccios y lo que ésta significa, pero espera un momento, por favor, hay algo extraordinario acerca de este ciclo que probablemente no hayas escuchado antes. Por lo que yo sé, nunca se ha escrito sobre ello con anterioridad y se ha mantenido sólo en las tradiciones orales de tribus y culturas indígenas de todo el mundo. Recibe el nombre de Serpiente de Luz. Por decirlo de una forma sencilla, la precesión de los equinoccios (PE a partir de ahora) es simplemente un movimiento del eje de la Tierra. Un movimiento o revolución que precisa algo menos de veintiséis mil años para completarse (para ser exactos, veinticinco mil novecientos veinte años). Si el eje de la Tierra fuera un lápiz, el círculo dibujado con cualesquiera de sus extremos sería como el que aparece en esta ilustración. (Dentro de la PE existen movimientos adicionales que se tratan en El antiguo secreto de la Flor de la Vida, volumen I. El que nos importa en esta historia es el de la PE principal.) A medida que el movimiento del eje de la Tierra va completando lentamente un círculo, va señalando y pasando por todas las doce constelaciones celestes, una tras otra. Esto significa que la PE apunta, o «entra», en una nueva constelación cada dos mil ciento sesenta años. En otras palabras, existen doce divisiones de la PE, cada una de las cuales representa una constelación diferente y un tipo de energía considerablemente distinto. La mayoría de las civilizaciones antiguas eran conscientes de la PE y de estas doce divisiones del cielo nocturno; hasta la civilización más antigua que conocemos, la de los súmenos, que vivieron hace unos seis mil años. Es interesante señalar que, en términos astronómicos y matemáticos, son necesarios dos mil ciento sesenta años de observación continua del cielo nocturno para llegar a darse cuenta de la existencia de este movimiento del eje de la Tierra. Desde un punto de vista arqueológico se creía que, antes de los sumerios, nosotros, los seres humanos, éramos unos bárbaros peludos sin la inteligencia y disciplina necesarias para observar y registrar el cielo nocturno durante un periodo tan largo de tiempo. Sin embargo, los sumerios conocían exactamente la PE desde el comienzo mismo de su civilización. Esto desconcierta a los científicos y arqueólogos que han estudiado el asunto, pero es auténtico. En antiguas ciudades sumerias, enterradas a gran profundidad bajo la superficie terrestre, se han descubierto en época reciente miles de tablillas de barro. Están escritas en el primero y más antiguo de los lenguajes humanos conocidos, el antiguo cuneiforme, y se remontan a los principios de la civilización sumeria. En ellas se describe la PE con gran detalle y exactitud. Los antiguos sumerios poseían esta sabiduría cósmica, aunque ello resulte imposible desde el conocimiento de la historia que hoy día tenemos. ¿Qué explicación tiene este misterio? En mis dos primeros libros, El antiguo secreto de la Flor de la Vida, volúmenes I y II, ofrezco una posible respuesta, pero no voy a adentrarme ahora en ella dado que no es relevante para esta historia. Los tibetanos y los hindúes también registraron los movimientos de la PE desde tiempos ancestrales. Ambas culturas otorgaban una enorme importancia a cada una de las doce divisiones, y se referían a ellas como «yugas» o «periodos de tiempo». Consideraban que cada yuga poseía una característica diferente que, según ellos, afectaba a toda la humanidad durante ese yuga concreto. Recuerda que cada yuga representaba también una constelación diferente, por lo que conformaría una parte integral de la astrología. Todos hemos escuchado que estamos entrando en la era de Acuario. Es cierto. El 21 de diciembre de 2012, el eje de la Tierra se encontrará en el borde de esa constelación y, por primera vez en doce mil novecientos veinte años, se estará acercando al centro de la galaxia en lugar de estar alejándose de él. A lo largo de los próximos dos mil ciento sesenta años, el eje de la Tierra cruzará la constelación de Acuario. Pero hay mucho más acerca de este fenómeno que no suele conocerse y que, de hecho, afectará a tu vida mientras vives y respiras, y cumples tu destino. La astrología moderna Hoy día, la gran mayoría de la población de la Tierra no cree en la astrología. Está considerada una especie de cuento de viejas, identificada fundamentalmente con el cumpleaños de un individuo y con los patrones de las estrellas en el momento de su nacimiento, pero no siempre fue así. La astrología fue adoptada por la consciencia humana desde el principio de la civilización para entender y predecir diversos aspectos del futuro. Sin embargo, su uso principal no era el personal. En los tiempos antiguos, en Babilonia y Asiría o en el Egipto de hace seis mil doscientos años, la interpretación del movimiento y los patrones de las estrellas y los planetas se empleaba para ayudar al bienestar público y al rey, dado que su persona estaba ligada a la supervivencia del pueblo. La «astrología del horóscopo» individual no apareció hasta la conquista de Egipto, por parte de Alejandro Magno, en el año 332 a.C. La estrella más cercana a la Tierra, el Sol, es una parte fundamental de la astrología. El Sol afecta a nuestro clima, pone en jaque a nuestros satélites y a la red mundial de comunicaciones cuando hay erupciones solares y repercute, incluso, en los campos magnéticos de la Tierra. Sin la radiación solar no existiría ninguna clase de vida sobre este planeta. La Tierra no sería más que una roca flotando por el espacio. La Luna mueve los océanos de la Tierra y produce las mareas. También influye decisivamente sobre nuestro clima, afecta a los patrones biológicos del apareamiento y el nacimiento de las formas de vida de todo el planeta, y repercute, incluso, sobre las emociones humanas, como pueden demostrar los informes policiales de cualquier gran ciudad. Se cometen más delitos el día anterior, ese día y el día después a la luna llena que en ningún otro momento del mes. Esta tasa de criminalidad no es sólo una coincidencia. Las personas están más sensibles emocionalmente durante la luna llena y, por tanto, hacen cosas que normalmente no harían. Por eso, afirmar que los cielos no ejercen ninguna influencia sobre las gentes de la Tierra demuestra bastante ignorancia y es falso desde el punto de vista científico. Dado que existen influencias como las que acabamos de describir, ¿podría darse alguna si la Tierra misma se colocara en una dirección diferente con respecto a todo el resto del firmamento? Según las civilizaciones antiguas, la respuesta es «sí»; cambiamos cada vez que el eje de la Tierra gira hacia una nueva posición y una nueva constelación. De hecho, según las antiguas creencias, cambia todo lo que existe sobre este planeta. La Serpiente de Luz La kundalini de la Tierra cambia su emplazamiento sobre la superficie del planeta en dos puntos muy concretos de la PE. Lo que nos interesa no es el apogeo, el punto de la PE más lejano al centro de la galaxia, ni el perigeo, el punto más cercano. Más bien son los puntos en los que la dirección del eje de la Tierra comienza a apuntar hacia el centro de la galaxia y cuando comienza a hacerlo en sentido contrario. El 21 de diciembre de 2012, el eje comienza a apuntar hacia el centro de la galaxia y la kundalini de la Tierra empieza a cambiar su localización. La vida es orgánica y no siempre perfecta y matemática, pues está basada fundamentalmente en la serie Fibonacci (O, 1, 1,2, 3, 5, 8, 13, etc.), que se aproxima nada más a la razón áurea. En otras palabras, el 21 de diciembre de 2012 es la fecha matemática en la que debería tener lugar ese movimiento, pero, de hecho, el cambio de la kundalini ya se produjo en 2002. Sin embargo, en un ciclo elíptico de veinticinco mil novecientos veinte años, una diferencia de diez equivale casi a la perfección y resulta muy orgánica. De todas formas, el auténtico impacto sobre la consciencia humana no ha hecho más que empezar y no será alcanzado hasta algún momento del futuro inmediato. ¡Qué gran época para vivir! En ambos puntos, la kundalini de la Tierra se mueve realmente de un emplazamiento concreto sobre la superficie del planeta a otro. Así, cuando la Tierra se encuentra en el ciclo en el que el eje apunta en sentido contrario al centro de la galaxia, la energía básica de la Tierra, procedente de su centro, se traslada a una nueva localización sobre la superficie. El resultado es un enorme y evidente cambio del entendimiento y la práctica espiritual que se filtra, con el tiempo, hasta la vida diaria del hombre corriente de la calle. El impacto de este cambio en el punto geográfico que la kundalini acaba de abandonar, y en el nuevo al que se acaba de trasladar, es también tremendo. Del lugar que acaba de abandonar se va también la energía espiritual, y probablemente nunca más volverá a él. En el sitio al que acaba de mudarse, una nueva y revitalizada energía espiritual parece aparecer de la nada, una energía que afecta intensamente a las personas que viven en esa zona. Ellos, a su vez, influyen sobre el mundo entero con su recién encontrada sabiduría y luz. La energía kundalini ¿Qué es la kundalini de la Tierra? Probablemente la mejor forma de explicarlo sea compararla con la del ser humano, pues la Tierra y el cuerpo humano son casi idénticos desde el punto de vista de la energía. No es sólo la energía kundalini de la Tierra la que es muy similar a la de las personas, sino que incluso campos energéticos tan gigantescos como el campo Mer-Ka-Ba del planeta y el campo Mer-Ka-Ba humano (el cuerpo de luz) también son exactamente iguales, a excepción de su tamaño proporcional. Cada uno de los campos geométricos electromagnéticos del campo de la Mer-Ka-Ba de la Tierra es idéntico al de cada uno de los seres humanos que habitan sobre ella.

En las personas existen cinco posibles flujos de energía que se originan en la base de la columna vertebral. Cada uno de ellos tiene un propósito diferente para las distintas etapas del desarrollo humano. El primero, con el que la mayoría de nosotros estamos familiarizados, es la energía sexual. Sabemos lo que es tener un orgasmo y podemos sentir esa energía sexual que sube por nuestra columna. Pero existen otros cuatro flujos de energía, y uno de ellos recibe el nombre de kundalini. La mayor parte de la gente la experimenta de forma secuencial tras el orgasmo sexual, aunque no siempre es así; unas pocas personas lo hacen antes. Cuando esta energía kundalini asciende por la columna vertebral, cambia nuestra forma de «ver» o de interpretar el mundo que nos rodea, dependiendo de por dónde se mueva dentro del sistema energético humano. La energía kundalini se parece a la sexual en que es una energía muy fuerte e incontrolable que asciende por nuestra columna. Pero mientras que la energía sexual está relacionada con el proceso de creación, la kundalini está relacionada con nuestro proceso de crecimiento espiritual. Una vez que hayamos experimentado las energías sexuales y kundalini, lentamente y a lo largo del tiempo iremos experimentando los otros tres flujos energéticos, aunque esta experiencia puede no vivirse durante esta vida. (No voy a extenderme ahora sobre estos otros tres flujos energéticos, dado que no forman parte de estas historias.) En este momento de la historia es la kundalini de la Tierra la que se está moviendo y cambiando de lugar, comenzando una nueva vibración. Este cambio energético afectará a todos y a cada uno de los habitantes del planeta. Esta energía kundalini de la Tierra recibe el nombre de Serpiente de Luz. Un apunte dramático Para poder entender mejor el significado del punto de la PE que alcanzaremos el 21 de diciembre de 2012, debemos tomar en consideración los siguientes datos científicos. Hace trece mil años, en el momento (o muy cerca de él) en que el eje de la Tierra comenzó a apuntar en dirección contraria al centro de la galaxia, el polo norte de la Tierra cambió de posición, trasladándose desde la bahía de Hudson (según se cree) hasta donde hoy se encuentra. Tuvo lugar un giro completo del eje polar en relación con la superficie de la Tierra, un giro que ha sido registrado científicamente. Y trece mil años antes, hace veintiséis mil años, cuando nos encontrábamos en el mismo punto del ciclo de la PE en el que nos encontramos ahora, el eje de la Tierra también cambió. Algunos científicos están considerando la posibilidad de otro giro del polo, basándose en lo que sucedió las últimas dos veces en que la Tierra se encontró en estos puntos de la PE. La naturaleza se mueve en ciclos. Otra razón por la que muchos científicos están preocupados es que, en los dos cambios anteriores del polo físico que ya hemos mencionado, el campo magnético de la Tierra también varió antes del giro del polo. Y en la actualidad este campo magnético está en el momento más inestable de los últimos trece mil años. Se ha comprobado científicamente que hace unos dos mil años, el campo magnético de la Tierra comenzó gradualmente a debilitarse. Y de repente, hace unos quinientos años, este campo comenzó a debilitarse intensamente. Hace entre treinta y cinco y cuarenta años, el campo magnético de la Tierra empezó a mostrar anomalías, que se reflejaron en los patrones migratorios de las aves y los animales, que dependen de él para guiarse. Por primera vez, las aves y otros animales migratorios se estaban perdiendo, pues el campo magnético había cambiado de dirección o estaba ausente. Hacia 1997, el campo magnético comenzó a mostrarse inestable, tanto que empezó a resultar peligroso aterrizar aviones con el piloto automático. Estaban ocurriendo demasiadas desviaciones del verdadero norte. Todos los mapas magnéticos de los aeropuertos del mundo tuvieron que ser corregidos para ponerlos al día con la realidad. (Puedes comprobar fácilmente la veracidad de este dato.) En el año 2005, los científicos geólogos de todo el mundo comenzaron a hablar de las increíbles anomalías magnéticas que estaban siendo registradas por todas partes. Sugerían que, en algún momento del futuro cercano, la Tierra podría experimentar una inversión de sus polos magnéticos, por la cual el polo norte se convertiría en polo sur, y viceversa. Esta discusión científica global duró once días antes de que los gobiernos de la Tierra la acallaran. En 2006, los mismos científicos se inquietaron todavía más por la naturaleza extrema de las anomalías magnéticas y predijeron que esta inversión de los polos podría tener lugar en cualquier momento. Y otra vez se volvió a acallar su voz, en esta ocasión después de sólo cinco días. Las historias que vas a leer están basadas en esta información cósmica. Son historias reales, aunque desde el punto de vista de las creencias modernas pueden resultar increíbles, y te las ofrezco para inspirarte y para que percibas la posibilidad de un futuro maravilloso fuera del ciclo de oscuridad que parece estar invadiendo el mundo. Te pido que no te vuelvas para mirar a la oscuridad, sino que dirijas tu atención a la Luz. La guía pura está en tu interior. La vida puede dar la sensación de ser un viaje misterioso, pero en el interior del corazón es un juego de niño.

viernes, 20 de junio de 2025

Serpiente de Luz : Capitulo I La Apertura



En 1971, dos esferas de luz que relucían suavemente, una verde brillante y la otra de un color ultravioleta, penetraron en la habitación en la que me encontraba meditando y se identificaron a sí mismas, diciendo: —No somos distintas a ti. Somos tú mismo. A partir de aquel momento, mi corazón se abrió a nuevas posibilidades de vida y ha continuado abriéndose cada día más. Está claro que tengo que hacer frente a los mismos problemas del día a día que el resto de la gente: tengo esposa e hijos, debo pagar facturas y emplear gran parte de mi energía en mis responsabilidades como padre. Pero estos seres, que se denominan a sí mismos «ángeles» y que se me aparecen como bellas esferas de luz, me han mantenido conectado con la Luz interior de mi corazón, y esa Luz siempre me ha conducido por las circunstancias que me rodean en formas que resultan difíciles de creer desde el punto de vista de un espectador exterior. Y podéis estar seguros de que esta misma Luz interior está también en vuestro corazón. Nadie es especial a los ojos de Dios. Todos somos exactamente iguales, pues sólo existe un Espíritu que se mueve a través de todo y todos. Es la simple Verdad de la realidad que mencionaba Santo Tomás en su Evangelio de Cristo: «Dios está a tu alrededor y dentro de ti». En este mundo moderno, en el que las imágenes de televisión e internet inundan nuestras mentes, resulta fácil olvidar la Verdad de nuestra realidad. No tienes más que observar la Luna (estoy hablando en serio, mira la Luna) y verás qué fácil es sentir lo increíble de nuestra existencia. Por eso la Verdad sigue siendo la Verdad, a pesar de lo mucho que el hombre la distorsione. Desde 1972 hasta 1994 estudié con estas esferas de luz un tema que el mundo ha denominado «geometría sagrada», que sin duda me enseñó que toda la creación procede de un único patrón, la Flor de la Vida. Esto me dio la prueba que mi mente necesitaba para entender que sólo existe Una Consciencia en este Único Universo, y esta prueba irrefutable permitió a mi mente rendirse a mi corazón. En último término, la vida comienza de una forma simple, en lo que podría denominarse el «modo original». Para que sepas algo más de mí, te ofrezco los siguientes datos. Me gradué en la Universidad de California (Berkeley), donde obtuve una licenciatura en bellas artes y una diplomatura en física y matemáticas. He estudiado la Consciencia humana con más de setenta maestros espirituales de todo el mundo y prácticamente todas las religiones y disciplinas. Mi primer libro, El antiguo secreto de la Flor de la Vida, volumen I, fue publicado en 1998, y el volumen II en el año 2000. En unos cuantos años estos libros fueron traducidos a muchos idiomas y están presentes en más de cien países de todos los continentes. En 1994 surgió una escuela para enseñar la meditación de la Mer-Ka-Ba, el cuerpo humano de luz, a partir de las instrucciones que se dan en el segundo volumen (antes de que se publicaran los libros), y eso provocó enseguida la creación de otras escuelas, en más de sesenta países, en las que impartían clases más de ciento cincuenta maestros expertos. En 2004 publiqué un nuevo libro, Viviendo en el corazón. Este trabajo desvelaba información nueva acerca de la consciencia humana, una información que era, y sigue siendo, muy poco conocida por la población mundial, pues ha sido mantenida en secreto por casi todas las enseñanzas espirituales y religiosas del mundo. Este libro también ha sido distribuido por todo el mundo.

Lentamente he ido respondiendo a las peticiones e invitaciones para enseñar estos conocimientos en seminarios y talleres, conferencias, artículos de prensa, páginas web y radio y televisión, y hasta el presente he visitado y enseñado en más de cincuenta países. El conocimiento de esta historia acerca de la Serpiente de Luz me ha ido llegando despacio, por partes al principio, aunque en los últimos cinco años se ha acelerado. En un principio no entendí el pleno significado de lo que se me estaba siendo presentado. Hasta el cambio de milenio no empecé a comprender realmente lo que nos estaba sucediendo a mí y a esta energía que ahora recibe el nombre cíe Serpiente de Luz, tal y como era denominada hace cientos de miles de años. (En Oriente se le llamaba también, y al mismo tiempo, «La Gran Serpiente Blanca».) Cuando leas estas historias, permanece inmerso en tu corazón, no en tu mente, pues ésta nunca entenderá cómo las personas pueden coordinarse durante miles de años, ni el modo en que complejos acontecimientos humanos pueden ocurrir sin ningún plan humano. Pero tu corazón sí lo sabrá. En él está todo el conocimiento y toda la sabiduría. Seguro que tu corazón conocerá la Verdad y, con suerte, responderá a ella. Utilizo las historias de mi vida como forma de ofrecerte una inspiración que te ayude a encontrar el mismo lugar que está en los corazones de ambos. Cuando estás inmerso en tu corazón, no necesitas hacer nada para producir el cambio, pues éste tendrá lugar automáticamente y pleno de gracia. Pero para alcanzar tu corazón, como me han dicho todas las tribus indígenas que conozco, primero debes recordar a tu Madre Divina. Si recuerdas este primer gran concepto de todas las gentes indígenas de la Tierra, el significado interior de lo que se te da en él aparecerá. Tu Madre está viva y muy consciente, extremadamente consciente, más allá de lo que es capaz de entender el hombre industrializado del siglo XXI.

La Tierra no es una roca; posee un nombre y una personalidad en el cosmos. Y puedes creerme, conoce su nombre. Y es su espíritu, el espíritu de la Madre Tierra, lo que se esconde detrás de cada una de estas historias. Ella fue la que creó estos relatos que, tejidos con miles de otras historias procedentes de hombres y mujeres de todos los rincones del mundo, conducirán con seguridad a una completa transformación de la humanidad. Cuando termines estos relatos, ¿cómo podrías ignorar lo mucho que tu Madre te ama? Y, en agradecimiento, ¿cómo podrías negarte a ofrecer tus servicios para satisfacer las necesidades de tu Madre? Ceremonia Y, por último, el formidable significado de la ceremonia. Hace mucho tiempo, la humanidad no vivía a través de la mente, sino del corazón. Los sueños fueron los que crearon el mundo, pero ahora es el pensamiento lo que conforma nuestra forma de vida. Los viejos modos poseen un tremendo poder que la mayoría de nosotros olvidó hace ya mucho tiempo y, como verás en estas historias, es posible que a menos que lo recordemos nos veamos enfrentados a un desequilibrio que no se resolverá por sí solo, sino que deberemos ser nosotros los que lo resolvamos. Desde el día en que Adán y Eva fueron creados, su propósito y el de sus descendientes era cuidar de los «jardines». Y a medida que la humanidad ha ido desarrollándose lentamente a lo largo de cientos de miles de años, este propósito inicial nunca ha cambiado ni vacilado. El cuidado de la Madre Tierra cristalizó con el tiempo en lo que en la actualidad reconocemos como ceremonia. Y para todas las culturas primitivas e indígenas del mundo, la ceremonia ha guardado la esencia de las responsabilidades de la tribu hacia sus antepasados, remontándose en sus corazones hasta el primer hombre y la primera mujer. En mi tribu, los taos, todos los años se celebraba una ceremonia el día 30 de septiembre, un día denominado de San Jerónimo. Los taos creían que era absolutamente imprescindible celebrar esta ceremonia o la Tierra, literalmente, se saldría de su eje y todas las personas que habitaban sobre ella lo perderían todo. Solía acudir gente de todo el mundo para observar cómo los «indios» trepaban por aquel poste increíblemente alto: un árbol de treinta metros de altura, desprovisto de todas sus ramas y enterrado unos dos metros y medio para que se mantuviera vertical, tal y como creció. Mediante cuerdas colgantes, cuatro indios se esforzaban por trepar al poste y, por medio de esta ceremonia, proporcionar a la Tierra otro año durante el cual girar alrededor del Sol. Era una ceremonia bella y peligrosa que arrastraba a personas ilc todo el mundo hasta este pueblo, pero ¿realmente creían esos visitantes que si los indios no trepaban al poste, todo estaría perdido? Lo dudo. Puede que uno o dos sí lo hicieran, pero la mayoría de la gente está convencida de que las ceremonias indígenas no son más que superstición, algo sin ningún fundamento científico. Para los indios (los nativos americanos), sin embargo, ésta es la verdad de su realidad. Todas las células de su cuerpo creen firmemente en ello. La humanidad se ha separado del corazón del mundo para ir a parar a la lógica de la mente, y sus creencias están depositadas en el químico, el físico y el matemático. La ciencia les ha probado que toda esta antigua creencia en la ceremonia no es otra cosa que ignorancia. Y, sin embargo, el hombre moderno con su gran ciencia, de la que está convencido que es la «verdad» suprema, ha creado un mundo al borde de la destrucción total en menos de dos mil años, un mundo al que quizá sólo le queden unos pocos de existencia si no se toman medidas drásticas. El hombre antiguo, por su parte, con sus tontas ceremonias, ha conseguido mantenerse en él durante millones de años. Puede que si queremos sobrevivir, debamos tener en cuenta esta ancestral sabiduría, o al menos entender, incluso con nuestra mente lógica, que la ceremonia es realmente capaz de crear un mundo en equilibrio. Como nativo americano con cuerpo blanco he seguido las costumbres indígenas, pues ellas me han mostrado el secreto de la creación. No es la mente la que posee la inteligencia, sino la luz del mundo procedente del corazón. La creación siempre comienza en el corazón, y a partir de ahí es transferida a la mente. Hemos olvidado nuestra esencia y si no la recordamos muy pronto, nuestra gran mente tecnológica nos conducirá a un mundo de dolor generalizado y destrucción global. Un mundo sin corazón es un mundo mecánico separado de la Realidad.

A continuación te ofrezco unas historias que recuerdan nuestra interconexión íntima con Dios y con el proceso de la creación. Te las entrego para que tú también recuerdes y vuelvas a la armonía y al flujo del universo. El amor es la respuesta a todas las preguntas..., incluso a las preguntas de la mente

jueves, 19 de junio de 2025

Serpiente de Luz



¡La vida es algo asombroso! Cada trece mil años tiene lugar en la Tierra un acontecimiento sagrado y secreto que lo transforma todo, un suceso que cambia el curso mismo de la historia. Y este raro acontecimiento está teniendo lugar ahora, aunque pocos son los que lo saben. Además, la mayor parte de las personas que lo conocen lo han mantenido en secreto y oculto hasta hoy. Estoy hablando de la kundalini de la Tierra. Existe una energía, conectada con el centro de la Tierra, cuyo aspecto y comportamiento son muy similares a los de una serpiente en movimiento. Esta energía se traslada por la Tierra al igual que la energía kundalini lo hace por el cuerpo humano. Es la energía que da vida a los buscadores espirituales de todo el mundo; no sólo en los ashrams, los kankas y los monasterios, sino incluso en la vida corriente y entre la gente normal que, a su modo, está buscando a Dios. La kundalini de la Tierra es la energía secreta conectada con los corazones de toda la humanidad. La kundalini de la Tierra está siempre ligada a una única localidad de la superficie terrestre y permanece en ella durante unos trece mil años. Al cabo de ese tiempo se traslada a otro lugar distinto para asentarse en él otros trece mil años, basándose en ciclos de tiempo que denominamos «precesión de los equinoccios». Y cuando se produce este traslado, cambia nuestra idea del significado de lo «espiritual». Se transforma según las nuevas energías del ciclo futuro y nos conduce a un sendero espiritual más elevado. La idea general es la siguiente: la kundalini tiene dos polos, uno de los cuales es el centro exacto de la Tierra; el otro se localiza en algún punto de la superficie del planeta, y puede estar situado en cualquier lugar del mundo. Es la propia consciencia de la Tierra la que decide dónde debe hacerlo. Cada doce mil novecientos veinte años exactamente se produce un pulso por el cual la polaridad de la kundalini de la Tierra cambia al polo opuesto, mientras varía simultáneamente su situación sobre la superficie del planeta. Esta nueva localización no sólo despierta con rapidez a las personas que viven cerca de este punto sagrado, sino que también envía una frecuencia a la red electromagnética que rodea la Tierra. Esto, a su vez, afecta a las redes de consciencia en modos que vienen determinados por el ADN de la Tierra. Crecemos según un plan y un diseño establecidos. A los pocos que saben de este acontecimiento, y de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, se les transfiere una sabiduría y un estado apacible que constituyen su herencia, pues ellos conocen la asombrosa verdad. En medio del caos, de la guerra, del hambre, de las plagas, de la crisis medioambiental y del colapso moral que todos estamos experimentando en la Tierra en la actualidad al final de este ciclo, ellos entienden la transición y no tienen miedo. Este estado carente de temor es la clave secreta para la transformación que, a lo largo de millones de años, ha seguido siempre a este sagrado acontecimiento cósmico. En un determinado nivel, esto significa que, en el plano espiritual, le ha llegado el turno a la mujer de conducir a la humanidad hacia la Nueva Luz. Y con el tiempo, esta luz espiritual femenina permeará todo el ámbito de la experiencia humana, desde las mujeres que dirigen en los negocios y en la religión a las jefas de Estado. Para el año 2012 ó 2013, esta luz espiritual femenina se habrá hecho tan fuerte que resultará evidente para todos los que vivimos en este querido planeta y continuará creciendo durante miles de años más. Es probable que, para muchos de vosotros, todo esto carezca de sentido hasta que hayáis leído los capítulos dos y tres. El capítulo dos trata del Conocimiento Cósmico de lo que está ocurriendo realmente en la naturaleza y las estrellas, así como de su relación con este nuevo ciclo de luz. El capítulo tres es la historia de cómo las antiguas culturas han venido entendiendo este acontecimiento sagrado hasta el momento presente. Ambos te preparan para el contenido de este libro. A partir del capítulo cuatro encontrarás relatos de mi experiencia e implicación personal con esta Serpiente de Luz y con los cientos de tribus y culturas indígenas que han ayudado en secreto a guiar esta energía espiritual desde Tíbet hasta su nuevo hogar, en América del Sur.
Una energía que, tras pasar de Tíbet a India, recorrió serpenteando casi todos los países del mundo hasta llegar a Chile, el nuevo hogar de la kundalini de la Tierra, el nuevo «Tíbet». Lo que ha ocurrido en el mundo a lo largo del sendero recorrido por la kundalini de la Tierra es casi increíble. Gentes de diferentes culturas y países trabajando todos juntos «como si» estuvieran coordinados por un poder superior, simplemente por el bien de la vida humana. Y yo creo que, sin esta ayuda espiritual, la humanidad sería incapaz de evolucionar al próximo nivel de consciencia, crucial para nuestra propia supervivencia. En mi caso, la llamada de este modo de vida fue tan fuerte que sentí que no tenía elección. Sencillamente comenzó a manifestarse a mí alrededor mientras yo seguía a mi guía interior. Pero no soy el único. Hay decenas de miles de personas, en su mayoría indígenas, que han sido conducidas por una profunda dirección interior, desde 1949 hasta el presente, para ayudar a llevar a esta inquebrantable Serpiente Blanca a su nuevo hogar en las alturas de los Andes chilenos, donde finalmente reside en la actualidad. Esto no sólo supone un cambio del poder espiritual del hombre a la mujer, sino que también significa un traslado del poder espiritual desde Tíbet e India a Chile y Perú. La Luz del Mundo, que ha sido nutrida y expandida con las culturas tibetana e india, ya está completa. Su nuevo reinado acaba de comenzar en Chile y Perú, y pronto afectará a los corazones de toda la humanidad. Éste es el relato de lo que me aconteció mientras seguía a mi guía interior para ayudar a restaurar el equilibrio de un mundo lleno de problemas. Mi entrenamiento ha consistido en permanecer conectado con la Madre Tierra y el Padre Cielo en un lugar secreto dentro de mi corazón. Es muy sencillo. Una vez que uno se ha conectado de este modo con la Madre y el Padre divinos, la vida se convierte en una sucesión de milagros. Nadie podría jamás planear este tipo de historias. Han sido concebidas fuera de mí mismo, en la naturaleza que nos rodea. Algunas de ellas hacen añicos las leyes de la física, pero no las de nuestra Madre. Como dije anteriormente, ¡la Vida es algo asombroso

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